Nuestra cultura no tiene concepto de detenerse. Continuamos construyendo autopistas y aeropuertos para un futuro en el que los automóviles y los aviones pueden no existir. Estamos convirtiendo nuestro planeta de uno natural a uno artificial, en el cual la cantidad de objetos hechos por el hombre —casas, asfalto, coches, plástico, computadoras, etcétera— ahora supera el total de la materia viva. Y mientras la biomasa continúa disminuyendo debido a la deforestación y la extinción de especies, la masa de objetos creados por el hombre crece más rápido que nunca. Estamos en una cinta transportadora hacia el desastre.
Para salir de esta cinta transportadora, argumenta Harald Welzer, necesitamos aprender a detenernos: como individuos y como sociedades, debemos dejar de hacer lo que estamos haciendo y decir ‘basta’. Nos resulta difícil hacerlo porque nuestra cultura nos ha enseñado a considerar la escalada infinita como algo deseable, y somos reacios a renunciar a los beneficios materiales del crecimiento. Pero mientras continúe prevaleciendo el modelo cultural expansivo, no habrá un cambio de rumbo hacia prácticas y estilos de vida sostenibles y respetuosos con el clima. Necesitamos un modelo cultural en el que se reconozca la belleza de detenerse, para que el proyecto de la civilización pueda continuar. Optimizar procesos que van en la dirección equivocada solo empeora las cosas.
Detenerse es imperativo: es una técnica cultural humana que debemos re-aprender. Solo entonces podremos lograr un nuevo comienzo.
2024-09-29 Dn Upload
